Col. Leonardo Nuila (Padre), frente al escuadron de fusíleros que lo ejecuto el 11 de Septiembre de 1892 en el puerto de Trujillo, se despidio de la vida con este pensamiento varonil:
"Soldados, váis a matar a un hombre que más tarde os sería útil. Váis a matar al que pretendía desataros del grillete y las cadenas. No me tiréis a esta frente que está muy limpia del crimen, tirad a este pecho que abriga un corazón republicano"
Luego la orden de fuego y el valiente se desploma frente a las azules aguas del Mar Caribe.